Quercus robur L.

                                                                            Nº ejemplares: 1

Género y especie: Quercus robur.

Familia: Fagaceae.

Nombre común: Roble albar, Carvallo, Penol, Carvalho, Areitz.

Hábitat: En la mayor parte de Europa y en Asia occidental. Falta en las Baleares y en la Península se extiende principamente por las regiones atlánticas: mitad norte de Portugal, Galicia, Santander, Asturias, Vascongadas y Navarra; se hace muy raro en el Pirineo y alcanza en Cataluña las comarcas del Ripollés, Olot y La Selva, descendiendo hasta Torderá. En forma aislada también en algunas montañas del interior y cultivado desde antiguo en la Casa de Campo de Madrid.

Crecimiento: Lento. Su vida es extremadamente larga, posiblemente hasta 800 años, incluso los 1000 años. En Alemania el roble más viejo que se ha encontrado tenía alrededor de 1400 años.

Descripción: Arbol robusto, de porte majestuoso, que puede superar los 40 m. de altura, con copa amplia, aovada, redondeada o irregular y hoj a caduca. Tronco derecho, corto y muy grueso en los ejemplares aislados, con ramas gruesas y algo tortuosas; corteza grisácea o blanquecina, muy resquebrajada y de tonalidad parduzca en los ejemplares añosos.

Raíz: La principal pivotante, muy desarrollada, penetrante y vigorosa, proporcionando al árbol muy buena sujeción. Tiene numerosas raíces superficiales. Peligroso plantarlo cerca de edificios si el suelo es arcilloso.

Hojas: Hojas grandes, simples, en disposición alterna, con estípulas alargadas que caen prontamente; son lampiñas por las dos caras, de color verde intenso por el haz y más pálidas, con los nervios bien marcados, por la cara inferior; su forma es obovada, con peciolo muy corto (2 a 7 mm), auriculadas frecuentemente en la base, con el borde más o menos profundamente lobulado, y lóbulos desiguales, redondeados; suelen medir unos 6 a 12 cm de largo por unos 3 a 6 de ancho.

Flores: Flores masculinas en amentos colgantes, verde-amarillentos, que nacen solitarios o en grupos de las ramillas del año anterior, cada una con 5 a 10 estambres y una envuelta escindida en 5 a 7 sépalos. Flores femeninas en número de 1a 3 en la parte apical de un largo rabillo, rodeadas por una cubierta escamosa de color pardo-rojizo.

Floración: Al tiempo que produce las nuevas hojas, por abril o mayo; las bellotas maduran en septiem- bre y caen en octubre.

Frutos: Bellotas colgantes sobre un largo pedúnculo, aovado-oblongas, con caperuza o cascabillo de escamas casi planas, empizarradas.

Clima: Desde el nivel del mar hasta unos 1000 m de altitud, requiere un clima húmedo, oceánico, donde se acuse poco la sequía estival, y es en cambio algo resistente al frío. Se asocia o pone en contacto con hayedos o con robledales de Q. petraea y Q. pyrenaica, con los que forma híbridos con facilidad.

Suelo: Profundos y frescos, principalmente en los desprovistos de cal y algo húmedos.

Riego:  Bien regado manteniendo la tierra en sazón.

Humedad: Cierta humdad ambiente.

Poda: La admite, pero no siempre es necesaria. Preferible realizarla en invierno, eliminando las ramas muertas o dañadas.

Utilización: Ejemplares aislados, formando frondas y en repoblaciones forestales.

Multiplicación: Semilla, retoño e injerto. Transplante difícil en invierno.

Iluminación: Pleno sol.

Observaciones: Se admiten habitualmente tres razas en la Península: Q. robur subsp. robur, que comprendería las poblaciones orientales, alcanzando por occidente hasta el borde de Galicia; Q. robur subsp. broteroana Schwarz, del norte de Portugal y noroeste de España, con los lóbulos de las hojas menos profundos, haz lustroso y cúpulas mayores (18-23 mm); y Q. robur subsp. estremadurensis (Schwarz) Camus, del norte y centro de Portugal, llegando al extremo occidental de Sierra Morena, con hojas más delgadas, lustrosas por el haz, las de primavera de nerviación secundaria regular, desprovistas de nervios intercalares. Para algunos autores como Huguet del Villar no constituyen sino meras variantes de poca importancia taxonómica.

El nombre específico elegido por Linneo para esta especie, robur, lo empleaban los romanos para designar a los robles y a cualquier tipo de madera dura y de gran solidez, e incluso para referirse a la fortaleza y constancia de ánimo. La madera de este roble es de un color pardo-leonado, muy dura, de grano fino, con anillos de crecimiento bien marcados, bas- tante pesada, muy resistente a la putrefacción aun dentro del agua y adecuada para pulimentar; de innumerables usos, ha servido en los edificios históricos como madera estructural y ornamental, para la construcción de las grandes flotas de guerra y pesca, en carpintería, ebanistería y tornería. Es clásica su utilización para las duelas de los toneles y barricas de vino y licores (whisky, coñac, etc.); tiene también importancia en la fabricación de muebles, contrachapados, entarimados y botes de pesca. Es una de las muchas maderas de las que se afirma sirvieron para construir el Arca de Noé, tal es su tradición en la construcción naval. Como las demás especies de este género, el carvallo es bueno para quemar, produce un buen carbón, la corteza se ha empleado como curtiente y las bellotas para alimentar a los cerdos en montanera.

Localización: I.E.S. Sedaví.