Phoenix dactylifera L.

                                                                                                      Nº ejemplares: 27

Género y especie: Phoenix dactylifera.

Familia: Palmae.

Nombre común: Palmera, Palma, Tamareira, Datiler.

Hábitat: De forma natural en el norte de África y suroeste de Asia. En la Península especialmente en la región levantina y Andalucía, siendo notables los extensos palmerales de Elche.

Crecimiento: Lento, llega a vivir más de 600 años.

Descripción: La palmera datilera es un árbol de porte esbelto y elegante que puede llegar a medir hasta 30 m de altura. El estípite está cubierto por completo con la base de antiguas hojas y lleva en su terminación un penacho de grandes hojas arqueadas. De porte más alto y delgado y follaje menos denso y más glauco que P. canariensis Puede emitir retoños, dando lugar a bellas palmeras de varios troncos.

Raíz: Raíces oblicuas iguales o fasciculadas que pueden llegar a profundizar hasta unos 6 m y extenderse en un radio de 18 m o más. Son muy finas y no suelen producir daños. A veces hay masas de raíces aéreas en la base del tronco.

Hojas: Cada una de las hojas puede medir varios metros y son pinnadas, llevando a cada lado de su grueso eje numerosísimos segmentos plegados longitudinalmente, los inferiores más cortos, rígidos y punzantes; el eje de la hoja está algo comprimido lateralmente y se ensancha mucho en la base. Pínulas estrechas, agudas y lacias en número de 100 ó 200 de 20 a 60 cm.

Flores: Hay palmeras macho que producen sólo flores masculinas y palmeras con flores femeninas que necesitan tener cerca alguna de las primeras para producir los dátiles. Las flores son de pequeño tamaño, con dos envueltas de tres piezas o tépalos de las cuales las internas son el doble de largas que las externas; las masculinas llevan 6 estambres de filamentos cortos y finitos y las femeninas tres hojas carpelares libres de las que solamente se desarrolla una para formar el fruto. Tanto unas como otras nacen en grandes inflorescencias ramosas protegidas por brácteas alargadas espatas de gran tamaño; las ramillas de la inflorescencia suelen ser flexuosas en zig-zag y algo aplastadas.

Floración: En primavera. Febrero-julio.

Frutos: El fruto es un dátil comestible, alargado que mide de 2,5 a 8 cm, al principio de color amarillento o anaranjado y posteriormente castaño-rojizo, con un solo hueso que es muy duro y tiene un profundo surco longitudinal. Madura los frutos a finales del otoño o un poco antes o después, según la localidad.

Clima: Requiere un clima cálido con sol abundante, aguanta mal las heladas por lo que es cultivada principalmente en las provincias costeras. Resiste los vientos y a la primera línea de mar, la contaminación urbana y la industrial.

Suelo: Vegeta bien en una amplia gama de suelos, prefiriendo tierras sueltas, ligeras, permeables y aireadas, en definitiva, suelos franco arenosos, arcillosos con algo de drenaje. Vegeta con dificultad en suelos apelmazados y con mal drenaje, aunque resiste encharcamientos durante más de dos meses, siempre que la yema apical quede fuera del agua. Es la especie frutal de mayor tolerancia a la salinidad, no obstante, la calidad del dátil y el mismo crecimiento de la planta disminuyen en suelos salinos. Junto con el granado es la especie frutal que mejor vegeta en suelos alcalinos.

Riego: Soporta sequedad media.

Humedad: Soporta sequedad ambiente.

Poda: Admite poda de hojas.

Utilización: Cultivada a lo largo de los paseos y avenidas o en los bordes de los caminos y carreteras; otras veces, como en Elche, para aprovechar sus frutos. El dátil es muy nutritivo y junto con la leche de cabra constituye la base de la alimentación en muchos países árabes; en medicina se emplean como emolientes, principalmente para ablandar y suavizar las vías respiratorias, para lo cual se suelen tomar bien maduros y hervidos con leche; deben esta propiedad a su riqueza en sustancias mucilaginosas. La savia de la palmera es muy apreciada por los árabes, denominándose lagmi y con ella o con la procedente de especies muy próximas se obtiene por fermentación el vino de palma, el cual, por destilación produce el aguardiente llamado arrack. La hoja de palmera ha sido siempre símbolo de triunfo y con ella se recibía a los vencedores; asociada con esta tradición se preparan las palmas doradas del Domingo de Ramos, para lo cual se cubren completamente las hojas de la palmera de forma que al faltarles la luz se decoloran y pierden su típico color verde.

Multiplicación: El cultivo de la palmera exige plantar también algún ejemplar masculino que asegure su fecundación, pues si no hay que recurrir a la polinización artificial, arte que ya practicaban los asirios; normalmente se cultiva un pie masculino cada 20 ó 30 femeninos, pero como no producen llores hasta los 12 ó 15 años, es necesario asegurarse antes de la naturaleza de los pies, por lo que se suelen utilizar los renuevos que producen las palmeras hembras.

Iluminación: Pleno sol.

Observaciones: Phoenix es el nombre griego de esta palmera que ya empleó Teofrasto; según algunos, porque los griegos conocieron por primera vez a esta planta en Fenicia (Phoenicia) y según otros, porque sus hojas podrían recordar las plumas del mitológico ave fénix (Phoenix).

Localización: Parque Av. del País Valencià I, Parque Av. del País Valencià II, Parque C. de Valencia I y Residencia Tercera Edad Sedaví.