INFRAESTRUCTURAS Y VÍAS PECUARIAS

CARRETERAS Y LÍNEAS FÉRREAS

La dotación de infraestructura de carreteras del municipio de Sedaví está representada por un único eje viario de entidad, la Carretera Nacional CN-332. dicha vía atraviesa el término municipal de Norte a Sur por su eje central.

La otra infraestructura de comunicaciones de entidad, la conforma el ferrocarril Valencia-La Encina que realiza su trazado por el extremo occidental del término en sentido Norte-Sur.

CAMINOS

El término municipal de Sedaví presenta una elevada densidad de caminos rurales, la mayoría de ellos asfaltados, y con un uso importante, por facilitar el acceso a las actividades agrarias, actuando en algunas ocasiones como red alternativa a las carreteras comarcales para acceder a otros términos municipales, así como a nivel local garantizar la accesibilidad prácticamente a toda la zona agrícola.

VIAS PECUARIAS

El valor de las vías pecuarias en nuestra sociedad aparece necesariamente ligado a su capacidad para desempeñar diferentes funciones económicas, sociales y ecológicas. Entre estas múltiples funciones se encuentran no sólo aquellas derivadas del hecho de que las vías pecuarias conforman grandes espacios territoriales que alcanzan elevadas extensiones superficiales, de hasta 75 metros de anchura y centenares de kilómetros (es el caso de las cañadas reales), sino también las debidas a su importancia como elementos territoriales de conectividad, al conformar extensas redes lineales de comunicación terrestre. Mantienen una relación muy directa con su entorno, pero al mismo tiempo se diferencian de él en que manifiestan claros contrastes por la variada tipología de las actividades que en ellas se han desarrollado.

Funciones económicas

– Como se ha apuntado más arriba, la función original y tradicional de las vías pecuarias ha sido servir de soporte territorial tradicional para la práctica de la trashumancia, tanto la de largo recorrido como la trasterminancia y la trashumancia local.

– Permiten llegar a zonas que, en muchas ocasiones, presentan una difícil accesibilidad, como consecuencia de una orografía compleja o de una carencia de otras redes de comunicación alternativas.

– Favorecen la comunicación entre núcleos rurales, al ser utilizadas, en muchos casos, para el desplazamiento de vehículos y maquinaria relacionada con los usos agrícolas, ganaderos y forestales.

– Permiten diversificar las actividades económicas locales, y contribuyen a potenciar el desarrollo rural, dado que sirven de base para la ejecución de proyectos concretos. Se pueden citar como ejemplos los proyectos de planificación y puesta en marcha de actividades turísticas en sus diferentes modalidades: turismo rural, turismo deportivo, turismo activo, etc.

– Proporcionan algunos bienes que pueden ser aprovechados por el hombre, como plantas aromáticas y medicinales, hongos, recursos forestales, etc.

Funciones ecológicas

– Además de permitir el tránsito de ganado, proporcionan alimento a los animales que las utilizan frecuentemente como zonas de pasto. Esta es una de las razones por las cuales presentan grandes anchuras, sobre todo en las vías pecuarias de mayor longitud. “Teniendo en cuenta la naturaleza de las cañadas como franjas de pastizal que separan terrenos dedicados a otros fines, una conservación efectiva pasaría por mantener su utilización como pacederos muy extensivos” (Gómez Sal, 2003).

– Sirven de hábitat para un buen número de especies animales y vegetales que crecen espontáneamente en la superficie de las cañadas o las utilizan temporalmente. “El refugio que siguen representando hoy estas vías y los hitos geográficos que aún mantienen, favorecen la conectividad y el mantenimiento de especies amenazadas de extinción” (Díaz Pineda, 2003).

– Constituyen auténticos corredores ecológicos, que permiten el intercambio de las especies animales y vegetales que habitan estos espacios naturales, favoreciendo la biodiversidad. “La extensión y ubicuidad de estos caminos permite especular con su potencial utilidad en la conexión de aquellos espacios naturales de interés que estén inmersos en los sectores más degradados por la acción humana” (Tellería, 2003).

– Representan un factor de diversificación y de riqueza del paisaje, haciendo de contraste con la vegetación circundante. Frecuentemente presentan una característica diferencial frente a las zonas circundantes. Así, por ejemplo, en las estepas cerealistas mantienen una vegetación arbustiva o arbórea diferente a la de las zonas cultivadas y en las zonas forestales suelen ser zonas despejadas que permiten el paso de animales. (Gómez Sal, 1993).

– Contribuyen al mantenimiento de ecosistemas pastorales y silvo-pastorales de alto valor ecológico y paisajístico, como dehesas y pastizales de montaña. El hecho de que las cañadas formen parte de la trama de paisajes pastorales de la España mediterránea es una circunstancia destacada y original de nuestra política de conservación. Las cañadas son acompañantes habituales de una variada gama de recursos y paisajes valiosos creados por el pastoreo extensivo (Curtis & Bignal, 1990; González Bernáldez, 1991).

– Tradicionalmente han tenido y siguen teniendo todavía hoy, un efecto positivo sobre la diversidad biológica y la conservación de hábitats, especialmente en las zonas de montaña, al realizarse un aprovechamiento racional de los pastos de estas zonas equilibrando la carga ganadera que son capaces de soportar. “No cabe duda de que, tanto en términos económicos como ecológicos, es más rentable apoyar las áreas que mantienen un pastoralismo tradicional, con repercusión positiva en la biodiversidad, que intentar reimplantarlo mediante medidas agroambientales en lugares donde ha desaparecido hace tiempo” (Gómez Sal, 2003).

– Favorecen la conservación de razas autóctonas de ganado bovino y ovino fundamentalmente, explotados en régimen extensivo. “La ganadería trashumante es amplia, diversa y multirracial. Acoge a las especies equina, bovina, ovina, caprina y canina… Conserva la pureza racial, rusticidad, fondo constitucional, compatible con notable mejora genética” (Sánchez Belda, 2003).

– Dado que generalmente no han sido roturadas ni tratadas con fertilizantes o productos fitosanitarios pueden servir como reservas de fauna para recrear hábitats perdidos o para contribuir a la extensión de aquellos otros cuya desaparición supondría una pérdida notable de la diversidad de organismos presentes en una determinada localidad o región (Tellería, 2003).

– Pueden servir para la realización de una serie de mejoras en el medio rural, como la lucha contra incendios en zonas forestales o la recuperación ambiental y paisajística de zonas degradadas.

Funciones sociales

– Forman parte de una rica tradición cultural pastoril ligada al medio rural español (cultura de la trashumancia). En efecto, el ejercicio de la actividad trashumante durante muchos siglos, “ha dejado una profunda huella en nuestra cultura en forma de conocimientos empíricos, ruinas y prácticas ganaderas, vocabulario, construcciones, artesanía, gastronomía, etc., enriquecida por los continuos intercambios con los pueblos extremeños y manchegos” (Rodríguez Pascual, 2003).

– Es frecuente que en muchas zonas rurales españolas las vías pecuarias vayan asociadas a diferentes costumbres y tradiciones populares, como algunas fiestas y romerías que se mantienen a lo largo del tiempo.

– Desde el punto de vista del habitante del medio urbano, favorecen el esparcimiento y el recreo, bien mediante la observación y contemplación de la naturaleza y el paisaje de las zonas por las que discurren las vías pecuarias, bien mediante la práctica de actividades al aire libre. Desde este último punto de vista las vías pecuarias constituyen un medio extraordinario para la realización de actividades con una gran demanda y aceptación social actualmente, como son las rutas a pie (paseo y senderismo), a caballo (cabalgada) o en bicicleta (cicloturismo).

– Albergan infraestructuras de cierto valor histórico o etnográfico tales como majadas, descansaderos, puentes, fuentes y abrevaderos, todos ellos vinculados a las técnicas pastoriles tradicionales de explotación del ganado y que constituyen auténticas reliquias patrimoniales de la tradición pastoril y trashumante.

Las vías pecuarias son bienes de dominio público de las Comunidades Autónomas y, en consecuencia, inalienables, imprescriptibles e inembargables, según el artículo 2 de la ley 3/1995, de 23 de marzo de vías pecuarias.

Cabe destacar que la longitud de las mismas es una aproximación resultante de las medidas sobre la cartografía elaborada por la Conselleria:

Vías pecuarias ubicadas en el término municipal de Sedaví. (EP – PGOU – Sedaví, 2007)

 

Plano vías pecuarias. (Conselleria de Medio Ambiente, Generalitat Valenciana, 2016)

 

– Cordel del Camino viejo de Ruzafa:

Discurre al este de la actual Pista de Silla en sentido norte-sur, atravesando los términos municipales por los que discurre hasta llegar al límite sur de Silla con Almussafes.

 

Cordel del Camino viejo de Ruzafa

– Vereda del Azagador de la Torre:

Realiza su traza por el límite de término entre Sedaví y Valencia en sentido oeste-este desde el límite al oeste hasta el Cordel del Cno. Viejo de Ruzafa.

 

Vereda del Azagador de la Torre

– Colada del Azagador de la senda de les vaques:

Realiza su traza por el límite de término entre Sedaví y Alfafar en sentido este-oeste desde el Camino Viejo de Ruzafa hasta Benetusser, coincidiendo con la Avda. de la Albufera.

 

Colada del Azagador de la senda de les vaques